Todo un reto para él.
Si bien el cielo encapotado y con algo de frío, al menos no caía agua, salimos a rodar, hicimos la peraleda con accidente incluido. Dani me envistió como un toro se tratara.. Y llegamos ya al primer desnivel a afrontar.
Subimos despacio y logramos la ascensión de la primera rampa.
Continuamos la marcha y seguíamos sumando desnivel.. Las vistas de mi ciudad se tornaban cada vez más bonitas en este día gris.
Poco quedaba para coronar "el valle", y desde el mirador inmortalizamos la hazaña con una de las mejores vistas que puede ofrecernos la Ciudad Imperial, con el Río Tajo abrazando en forma de Hoz.
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